El Cristo Negro de Esquipulas, ubicado en la Basílica de Esquipulas en Guatemala, es una de las imágenes religiosas más veneradas de América Latina. Fue esculpido en 1594 por el artista Quirio Cataño, en respuesta a la solicitud de la comunidad local que deseaba una imagen de Cristo Crucificado. La figura es conocida por su color oscuro, que se atribuye a la devoción de los fieles y al humo de las velas a lo largo de los siglos.

El Cristo Negro de Esquipulas es negro principalmente debido al oscurecimiento natural de la madera con el tiempo. Aunque fue originalmente tallado en madera clara por Quirio Cataño en 1594, la exposición al humo de las velas, el incienso y los aceites aplicados por los devotos durante siglos han contribuido a que la figura adquiera su característico color oscuro. Además, el negro se ha convertido en un símbolo de su santidad y milagrosidad, siendo venerado por millones de fieles en toda América Latina.

El Cristo Negro ha sido objeto de numerosas peregrinaciones, especialmente el 15 de enero, cuando miles de devotos llegan para rendirle homenaje. La devoción al Cristo Negro ha trascendido fronteras, atrayendo a fieles de diversos países que buscan consuelo y milagros.

El Santuario de Esquipulas ha sido declarado por el Vaticano como “Capital de la Fe de Centroamérica,” consolidando su importancia en la tradición católica. Además, el Cristo Negro es considerado un símbolo de unidad y esperanza para millones de creyentes, representando la fe profunda y la historia cultural de la región.

 El Cristo Negro de Esquipulas es una pieza central en la historia religiosa y cultural de Guatemala y de toda Centroamérica. Su influencia sigue siendo fuerte, atrayendo a peregrinos de todo el mundo que buscan experimentar la profunda espiritualidad que emana de esta venerada imagen.